Lucía

Pronto estarás en mis brazos, tu llegada retomó mi corazón y no lo dejó caer en pedazos, representas la fuerza que tienen mis pisadas al caminar, mis ojos al mirar, mi alma al respirar.

Todas las historias de milagros quedan atrás al saberte dentro de mí, porque cada pedazo mío se unió para que fuera posible tu existencia. El camino se veía como la luna, llena de cráteres, pero así como ella en la noche destella, tu alumbraste mi pasar y me evitaste caer en un profundo abismo, llenándome de luz y belleza cada tormenta.

Tan pequeña e indefensa, mi Lucía, espero haber sido la mejor casa para tu vida, que cuando abras los ojos se llenen de arrugas de tantas alegrías, por qué tú, querida mía, has quitado de los míos todas aquellas tristezas.

Qué camines por tus propios senderos, que ames con todo tu corazón y con toda tu inteligencia, que tomes de mí lo bueno y aprendas de lo que me hace un humano imperfecto y mortal, que sepas que eres única y que tu existencia ya es importante desde que llegaste a mi vientre, que sepas que eres amada por muchos pero sobre todos por Dios, porque con él de la mano estoy aquí y con nuestro amor pronto llegarás a mi lado.

Aunque me llena de alegría poderte conocer, sentir tus manos y oler ese aroma tan peculiar que tendrás al nacer, te soy sincera, extrañaré tenerte en mí, has sido mi más fiel compañera en las noches de soledad, la mejor consejera cuando no supe qué hacer, quien calmaba mis angustias y miedos, esa pequeña que llenaba mi alma con una patada cuando se quedaba vacía de tanto llorar.

Mi Lucía, me conoces más que yo, y es difícil tener que dejarte salir, pero sé que todo será mejor cuando nos veamos y al fin te pueda llenar de besos y cerrar así un ciclo de vida, para comenzar uno nuevo lleno de bendiciones.

Soy tu madre, no soy perfecta, pero siempre trato de ser la mejor versión de mí para mis dos, lucharé contra todo por ambas y espero algún día estén orgullosas de portar mi sangre y decirme Madre.

Te amo mi Lucía, mi luz, mi guía. Febrero 6 2016