LOS MARES
- Ana Narro
- 16 jul 2016
- 1 Min. de lectura
Amanecer y poder ver un nuevo aire recorriendo los árboles, ese aliento que despide el peculiar aroma de esta ciudad, me recuerda que la distancia no siempre resulta eterna, porque todo nos une. Ese último respiro que sentí junto a ti, aún sigue en el ambiente, circulando en la energía de mí día a día, unos lloran por aquella distancia eterna, esa cuando la vida decide quitarnos la licencia de existir, y me doy cuenta que nuestro espacio físico se mide con kilómetros, pero el calor emocional nos mantiene unidos, como si ayer nos hubiéramos tocado. Destino, no sé, pero creo que la casualidad de conocerte, no la dejaré pasar como si fuese una estrella más en el cielo, aunque viajes por todos los mares y te alejen todas las montañas, seguiré buscando esa nueva adicción que se encuentra en esto que no tiene nombre, más que el tuyo, esto que sólo logramos tú y yo, por el simple hecho de existir.
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